sábado, 8 de mayo de 2010

El dinero (1983 - Robert Bresson)


El dinero
Adaptación de un relato breve de Leon Tolstoi: "El billete falso". Yvon es un joven que es injustamente acusado de traficar con dinero falso. A partir de ese error judicial, la adversidad dominará su vida. Durante su estancia en prisión, el ambiente en el que se mueve lo va degradando y corrompiendo hasta convertirlo en una persona sin escrúpulos ni principios morales. (FILMAFFINITY)

1983: Festival de Cannes: Mejor director (ex-aequo)


Escrita y dirigida por Bresson, es la última de las 13 obras que realizó en 1943-83. Se basa en el relato de Tolstoi "El billete falso". Rodada con un presupuesto escaso, se sirve integramente de escenarios naturales. Obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes. Producida por Marion's Films.

La acción tiene lugar en París en el año del rodaje (1982). Narra la historia de un joven trabajador, Yvon Targe (Christian Patey), casado con Elisa (Carolina Lang) y padre de una hija, adicto al café, que se ve envuelto en una serie de desventuras a causa de un billete falso de 500 francos y las pasiones que levanta entre las personas por cuyas manos ha pasado. El autor construye una fábula que denuncia el egoismo, el individualismo y la indiferencia de la sociedad por aquéllos que sufren. El deseo de evitar el retorno a la propia caja del billete sin valor mueve a la mentira, al falso testimonio y a la compraventa de silencios. El dinero es el "dios tangible", en cuyo altar se sacrifican valores e ideales. La sociedad de la prosperidad de los 80 oscila, con ambigüedad, entre la nobleza y la perfidia, en un lento movimiento de deterioro, a los ojos del autor, que muestra un pesimismo mayor que en obras anteriores: las posibilidades de redención de los desheredados son ahora muy escasas. La presencia de un muchacho discapacitado, de un anciano desarraigado y de una viuda (Sylvia Van Den Elsen) entregada al cuidado de ambos marca el contrapunto del clima de ingratitud y oportunismo de muchos. La justicia es una ambición de toda sociedad moderna, pero ésta requiere medios personales, policiales, técnicos y económicos y la colaboración leal de los ciudadanos. Sorprende que la misa de la prisión se celebre en latín, 20 años después del Vaticano II. Son escenas memorables la bajada lenta de Yvon por la escalera sombría del hotel, la conversación de Yvon con Sylvia en el lavadero, el lavado de manos de Yvon sugerido por el correr del agua, las puertas de cierre de los cajeros automáticos que evocan las puertas de la prisión, etc.

La música, escasa en la obra, se limita a fragmentos de la "Fantasía cromática" de J.S. Bach, interpretados al piano hacia el final, por el padre (Michel Briquet) de Sylvia. La banda sonora recoge con realismo el ruído ambiente y el que se deriva de la acción. La fotografía, a cargo de Pasqualino de Santis, es de una gran claridad, hace uso frecuente de planos fijos, se sirve de encuadres que cortan la figura humana y presta atención a detalles singulares (la cafetera, la taza de café, la cerradura de la prisión, etc.). El guión impone diálogos breves, espacios vacíos y de silencio y una notable depuración de formas y palabras. La dirección construye una historia llena de sugerencias, indicaciones sutiles y de una mágica sobriedad.

Película independiente, de un autor maduro, lleno de energía, lucidez y perspicacia. Es, en cierto modo, un resumen de la obra íntegra de un cineasta solitario y genial. (Miquel, FilmAffinity)
FA 2222

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