domingo, 8 de mayo de 2011

Sacha Guitry - Le Roman d'un Tricheur (1936)

La novela de un tramposo
Comedia sobre las memorias de un caradura obligado a serlo por el destino. Su manera de ganarse la vida, los hoteles, las mujeres que se cruzan en su camino, siempre para torcérselo...

Actor, poeta, ensayista, libretista de ópera, autor de más de 120 obras de teatro y realizador de 25 películas, no es fácil separar su condición de argumentista de la de intérprete, guionista y aún director de actuación. Su vida entera fue pura representación.
Sacha Guitry (1885-1957) alardeaba de su escepticismo elegante, de su mímica, de su voz amaestradamente modulada, de su ingenio volteriano y su indiferencia ante los problemas trascendentales. Publicó una veintena de libros de poesía. Representó más de 150 papeles en la escena y actuó en 40 películas.Pero, por encima de todo, cultivó amorosamente la egolatría, de que era símbolo su famoso moi. Tan célebre o más como su afán de originalidad y de coleccionar excentricidades. Sin olvidar que fue hastacolaboracionista en los años de la guerra, aunque este pecado se lo perdonó pronto el noble pueblo francés.
Si bien muchas de sus películas son vulgares y en ellas abunda lo mismo la pirueta y el cinismo que la mediocridad y el convencionalismo profesionales, hay que aceptar que el conjunto de su obra ha tenido unaindudable influencia en el cine galo.Guitry amaba el detalle, la alusión, la pequeña historia, la anécdota y el toque irónico. Lástima que la supervaloración de la frase, la casi inmovilidad de la cámara y un evidente descuido en la forma echarantodo por la borda.
“Sacha”, como le decían cariñosamente los parisienses, había nacido en Rusia y era hijo del famoso histrión Lucien Guitry, primer actor de la no menos famosa compañía de Sara Bernhardt. Y estuvo casado con trespopulares actrices de la época: Gaby Morlay, Yvonne Printemps y Jacqueline Delubac.
A los 14 años ya era actor. Y a los 17 escribió su primera pieza teatral. Su más sonado éxito en las tablas, como autor e intérprete, lo alcanzó con Debureau, comedia escrita en 1918 y repuesta más adelante en1926 y 1950.Por el cine se interesó pronto. En 1915 hizo un documental en el que incluyó a un grupo de figuras destacadas de la cultura, como los pintores Degas y Monet, el dramaturgo Rostand, el músico Saint-Saens y el escultor Rodin. Comienzo al que seguiría un paréntisis de casi 20 años, cuando decidió llevar a la pantalla sus propias obras teatrales.
Al igual que Marcel Pagnol, nuestro hombre sigue también la tendencia teatral. Y como aquél, es partidiario del “teatro en conserva”. Pero, paradójicamente, su vivo ingenio nos compensa a veces de las continuas transgresiones a una posible estética fílmica.
Es cierto que este gran teatristas se muestra insensible a todo lo que no sea escena y candileja. Eso está claro. El fenómeno consiste en que un raro sentido le hace llegar al cine por vías inesperadas.De esta manera, rueda La novela de un tramposo, en la que incluye un comentario verbal que presenta, guía y explica la acción y los personajes. Cosa que la convierte en cinta pionera en la disociación sistemáticadel sonido y la imagen.
También hace Las perlas de la corona, obra dividida en pequeños sainetes con un comentario lleno de exquisita gracia y afinada puntería para dar en el blanco de la ironía.
Y algunas otras, donde se nota cómo, por amor al teatro, llega incluso a óptimos resultados cinematográficos. Y todo aquello que ha servido para pulir antes que él, el lenguaje del cine, se espiritualiza al pasar por sus manos, finas y elegantes como las de un Van Dyck.
Después de la Liberación, llegan malos tiempos. Guitry es detenido y debe rendir cuentas ante los tribunales galos sobre su trayectoria durante la ocupación alemana. Se le exonera pero no queda satisfecho. Y entonces decide rodar, para justificar su proceder, El diablo cojuelo,retrato magnífico de Talleyrand, el político y diplomático francés que durante su vida sirvió a todos los regímenes y fue un maestro en el doble juego.
Nunca ocultó que sentía una profunda simpatía por este hombre. Lo prueba, primero, el hecho de que, más adelante, lo volvió a encarnar en la pantalla en dos oportunidades. Y después, porque en una entrevista que se le hizo poco antes de morir y le preguntaron qué personalidad le resultaba más fascinante en la historia de Francia, dijo: “Talleyrand. Nadie como él. Fue el que mejor comprendió los problemas a los que se enfrentó”.Pasada la tormenta que debió encarar, la estrella de Guitry volvió a brillar. Se convierte en el cineasta oficial de la IV República y realiza una trilogía que le da gran renombre internacional: Si Versalleshablara, Napoleón y Si París nos contara, sin duda sus triunfos más sólidos, que sus críticos más severos, como Georges Sadoul, tildan de “desfiles seudohistóricos de gran espectáculo”.
Su despedida del cine fue La pareja de tres, una amable broma, en la que se derrocha agudeza y ligera ironía. En los créditos aparece como realizada por él, pero en realidad casi toda la dirigió Clement Duhour,productor de sus últimas películas, cuando empeoró la salud del cineasta. (Texto de Rodolfo Santovenia, tomado de Akerunoticias)
"La novela de un tramposo", primera película de ficción plenamente asumida por Sacha Guitry, es considerada una de las 100 películas más importantes en la historia del Cine. Innovador, Sacha Guitry fue el inventor de la "voz en off" que es el sistema para ver una escena con el comentario de un actor que no aparece en pantalla. La película, que ahora se considera emblemática en la historia del mundo del cine, tuvo bastantes contradictorios comentarios cuando fue presentada el 19 de septiembre de 1936: "esta película es un poco larga, más propia del cine mudo, pero sus resultados técnicos son espléndidos". No fue hasta más tarde cuando la película se reconoce plenamente en su verdadero valor, y es considerada una obra maestra por Orson Welles y Francois Truffaut, y acogida y admirada por los cineastas de la Nouvelle Vague. La película es una adaptación de una libro de Sacha Guitry, Memorias de un tramposo, representada con posterioridad en el teatro con el mismo título por Francis Huster. Maravillosa.
FA 4051

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