viernes, 23 de septiembre de 2011

Ernst Lubitsch - Heaven Can Wait (1943)


El diablo dijo no

A veces sucede que, por una feliz coincidencia, algunos grandes directores finalizan sus carreras con una película que resulta perfecta como testamento cinematográfico por su temática o estilo (es el caso por ejemplo de John Huston y la preciosa Dublineses). Pero lo más frecuente es que esa película que sabemos que sin duda habría sido una despedida perfecta para su autor resulte no ser la última. Muchas veces los directores veteranos se niegan a retirarse definitivamente y no pueden evitar la tentación de llevar a cabo otra obra más, otras veces simplemente no es algo premeditado por el propio director y ese magnífico epitafio para ellos no es más que otra obra de su carrera. Sea como sea, éste es sin duda el caso de El Diablo Dijo No, que aunque cronológicamente no sea la última película de Lubitsch, casi se podría considerar como su film de despedida, el cierre de su fantástica y larga carrera en el mundo del cine.
Hay varios motivos que le llevan a uno pensar eso. En primer lugar está el mismo punto de partida de la película, en que el protagonista muere y repasa los hechos más importantes de su vida. En segundo lugar, se trata de un film que recopila algunos de los temas esenciales de su director, casi como un repaso a las constantes de su carrera. Finalmente, hay un marcado sentimiento nostálgico que impregna sobre todo el último tramo de la película y que le da un tono melancólico poco habitual en el cine de Lubitsch.
El film se inicia con la llegada al infierno del envejecido protagonista, Henry Van Cleve, quien está tan convencido de que no le aceptarán en el cielo que ni se ha molestado en probar suerte ahí. Sin embargo, el Diablo no conoce la razón por la que Van Cleve deba ir al infierno, así que le pide que le cuente la historia de su vida para poder juzgar si debe entrar o no. A partir de aquí se inicia un relato en flashback de toda la vida de Henry Van Cleve centrado en su relación con todas las mujeres que han pasado por ella.
El Diablo Dijo No es una película que recupera algunas de las características típicas de la obra de Lubitsch que había dejado un poco de lado en algunas de sus últimas obras. Aquí vuelve a recurrir a los ambientes de clase alta característicos de sus comedias de principios de los años 30 que tuvo que reemplazar en las maravillosas El Bazar de las Sorpresas o Ser o No Ser por personajes humildes de clase media. Así mismo, vuelve a recurrir a un protagonista marcadamente mujeriego y encantador bastante amoral y poco heroico. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de sus obras, ésta no solo está ambientada en Estados Unidos sino que abriga una intención de tener un tono típicamente americano.
Uno de los aspectos más curiosos y que más alarmó a los productores en su momento es el hecho de que prácticamente no hay argumento. La trama se basa simplemente en los hechos más remarcables de la vida del protagonista, pero no hay un conflicto central que vertebre la obra o una meta perseguida por Henry Van Cleve a lo largo de todo el metraje. El objetivo que perseguía Lubitsch cuando escribió el guión junto a su colaborador habitual Samson Raphaelson (adaptando muy libremente una obra de teatro) era que el público se encariñara con el personaje, a partir de ahí no habría problema en narrarles en casi dos horas una vida que pese a estar llena de amoríos no cuenta con grandes hazañas sorprendentes. (...)
Así pues, aquí podemos disfrutar de algunas de las estrategias harto conocidas de Lubitsch como recurrir a la insinuación antes que mostrarnos lo que sucede , los intercambios de identidades y las confusiones derivadas de ello .(...)
Definitivamente, El Diablo Dijo No es el mejor testamento que Lubitsch ha podido dejar como culminación a toda una vida consagrada al cine. (El Gabinete del Dr. Mabuse)

"Ninguno de nosotros creía que lo que hacíamos fuera más que una efímera forma de entretenimiento. Sólo sabíamos que Ernst Lubitsch estaba haciendo arte." John Ford
"En el mundo se está produciendo una revolución. ¿Dejará de existir la risa? ¿Desaparecerán la vida alegre y placentera, el ingenio y las réplicas jocosas, la divertida guerra entre hombre y mujer? ¿He de llorar por el mundo que se fue y ver cómo se me prohíbe recrearlo? Porque en ese caso no querría volver a hacer películas y no me importaría morir." Ernst Lubitsch

FA 4392

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