jueves, 3 de noviembre de 2011

Marcel Carné - Hôtel du Nord (1938)


HOTEL DEL NORTE

El humilde hotel de un barrio popular de París centra la atención de esta historia, donde Renée y Pierre, una pareja de enamorados, alquilan una habitación durante una noche con un siniestro objetivo común: suicidarse.

Los cineastas del realismo poético crearán historias urbanas, sobre todo desarrolladas en Paris aunque exista algún ejemplo en las colonias, protagonizadas por personajes de clase obrera y artistas a través de una mirada realista que, sin embargo, busca el poetizar esa realidad cotidiana que los rodea. El lirismo nace de la propia realidad y no de su manipulación. Cualquier objeto perteneciente a la realidad de esos personajes, como tal, posee una importancia más allá de su condición material y así es representado. Se atiende a cada detalle a su alrededor, porque cada uno de ellos conforma la realidad. No se trata de estetizar una realidad gris sino de plasmarla, de hacerla patente, de constatarla en pantalla y buscar en ella la esencia de las cosas y del momento. Aunque existe algún caso como Drole de drame en el que la comedia surge, los cineastas del realismo poético eligieron el melodrama como base genérica de sus películas, aunque al final acabaran construyendo uno propio gracias a las características tan precisas que conforman sus obras. Quizá esto se deba a que ningún género, por cerradas que sean sus directrices, es ajeno al tiempo que lo alumbra y a la personalidad de quien lo maneja, y en este caso particular, el realismo poético va más allá del melodrama aunque sea su punto de partida. La búsqueda de representar una realidad lúgubre a través de un equilibro de veracidad y belleza estética, la atención a cualquier detalle, cuanto más insignificante incluso mejor, la creación de un lirismo visual que no niegue el pragmatismo de las imágenes y de las ideas propuestas, se anteponen a cualquier cuestión genérica, y eso que en las historias del realismo poético subyace en todo momento un gran sentido de tragedia, cotidiana pero con pretensiones más generales. (Texto de Israel Paredes, tomado de Miradas de Cine)
A diferencia de lo que ocurre con el neorrealismo, donde la realidad pura y dura era la nota dominante llegando en ocasiones al punto de prescindirse de actores profesionales, aquí la realidad se muestra pura pero el lenguaje lírico le resta dureza aunque, bajo mi punto de vista, no mengua su fuerza.
Hotel du Nord me ha interesado. Es cierto que no es una película fácil, especialmente si en el horizonte seguimos teniendo como referencia esas producciones USA donde lo importante no es la realidad sino lo que la altera. Aquí no. El tiempo en que se desarrolla el realismo poético ( 1930-1947) es un período crudo y difícil de la Europa de entre guerras y no es casual que naciese en una Francia sobrada de crisis y siempre en el pleno centro de los conflictos continentales. Incluso se ha comentado que en muchas películas los conflictos y situaciones de los personajes tienen una lectura mucho más profunda y entroncada con la realidad histórica y social.
Esta puede ser la razón última de las intenciones suicidas de una pareja de enamorados, cansados de buscar salidas en una sociedad donde todas las puertas se cierran. La elección del Hotel du Nord como lugar para consumar sus ideas terminales permite mostrar a los espectadores un panorama muchos más amplio de la realidad francesa y parisina acercándonos a personajes ciertos y de carne y hueso. La prostituta y su chulo, el niño adoptado, el confitero homosexual, el marido confiado y la esposa ligera, y otros ejemplares de una fauna urbana en tiempos de crisis y supervivencia.
El cine de Carné bebe de las fuentes expresionistas alemanas. Esta circunstancia, que es notoria en los juegos de luces y sombras en las paredes de la escalera del hotel, confiere un plus artístico a esta película e invita a revisar otros trabajos suyos como Quai des brumes o Le jour se léve. Respecto a los actores destacar la presencia y el trabajo de Arletty como prostituta y de Louis Jouvet como su chulo, ambos inigualables y muy por encima de los teóricos actores principales: Annabella y Jean-Pierre Aumont.
Un film que resulta un magnífico ejemplo de lo que antes definíamos como realismo poético y donde se demuestra la dificultad del trabajo de directores como Carné, Renoir o Duvivier que conseguían ponerle galas a la realidad sin impedir que esta nos siga sobrecogiendo. (Con el Cine en los talones)

"Esto no puede durar." Jacques Prévert
FA 4413

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