viernes, 10 de agosto de 2012

Jean-Marc Vallée - Café de Flore (2011)


Café de Flore” es un extraño rompecabezas en el que el director canadiense  Jean-Marc Vallée le pide al espectador unir cada una de las piezas para encontrar el significado y la conexión entre dos historias de amor, separadas en el tiempo y el espacio, ambas exposiciones claras de la necesidad humana de evitar la soledad a toda costa.
En Montreal, un exitoso DJ (Maurice) que admite tenerlo todo para ser feliz entra en una crisis existencial al debatirse entre la pasión por su nueva novia (Rose) y el sentimiento de tranquilidad que le generan su ex-esposa (Carole) y sus dos hijas. Carole, por su parte, no puede evitar sentirse perpleja  y desolada al ver cómo quien le jurara amor en su adolescencia y el único hombre que ha besado es capaz de abandonarla. Y Rose, a pesar de su amor hacia Maurice, no ha podido dejar de sentirse una causa de infelicidad para él.
La historia de Maurice, Carole y Rose esta intercalada con la de Jacqueline, una madre soltera en el Paris de los años 60s quien, al ser abandonada por su abusivo esposo, debe criar por sí sola a su hijo Laurent, quien tiene síndrome de Down. La sobreprotectora Jacqueline hace todo lo que esté a su disposición para lograr que Laurent tenga una vida normal, haciendo que en muchos momentos el amor que siente por su hijo le importe más que su propia vida.  El punto de quiebre de esta historia llega con la aparición de Vero, una niña con síndrome de Down de la que Laurent se enamora perdidamente.
El director Jean-Marc Vallée utiliza todo su talento para guiarnos y despistarnos a través de estas dos historias. Montreal se muestra luminosa y llena de tonos azules brillantes, mientras que París es más lúgubre, casi oscura, con tonalidades cafés y marrones. Las imágenes de ambas historias hacen un contraste que busca eliminar cualquier conexión que podamos hacer entre ambas, haciendo que cualquier clave sobre el verdadero significado de la película quede en los diálogos y sobre todo en la música. Y es que al igual que en su más famosa película “C.R.A.Z.Y.”,  Vallée hace un fuerte uso de la música y del silencio para dar más dramatismo a su historia.
“Café de Flore” se mueve lenta y en ocasiones llega a ser bastante compleja. Más allá de las dos historias sin conexión aparente, varios flashbacks hacen que la línea de tiempo se haga confusa por momentos, sobre todo en la historia de Maurice en Montreal, la cual tiene un carácter más existencialista. Por otro lado, la historia de Jacqueline en París, aunque la más dramática de las dos, es quizás la que se mueve más rápido, guiada por la excelente actuación de Vanessa Paradis, quien en un reparto de muy buenos actores, logra en cada una de sus escenas robarse el show.
A pesar de su aparente lentitud y desconexión, Vallée logra que su película  nos desconcierte  por momentos y nos enganche en la búsqueda de resolver un misterio que a medida que avanza el tiempo se hace más complejo, permitiendo que en el momento en el que todo se revela se sienta un giro extremadamente inesperado que cambia el significado de todo lo que hasta el momento habíamos visto.
FA 4878

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