jueves, 6 de septiembre de 2012

Boris Ivchenko - Olesya (1971)


Olesya es una joven que vive en los alrededores de una aldea ucraniana. La gente del lugar cree que ella y su abuela son brujas, y nadie quiere tener contacto con ellas. Un día llega a la aldea un maestro proveniente de la ciudad, el que no hará caso de las superticiones de los lugareños y se enamorará de Olesya...
Ucrania es un continente aparte, o al menos una cinematografía con una vida particular, si se compara con las doctrinas y tendencias imperantes en el cine soviético y los países de su órbita. Mientras que en la unión Soviética se imponía el método del realismo socialista, la centralidad del uso del montaje y las temáticas de corte social o revolucionario, en Ucrania surgiría un autor fundamental que encausaría una visión propia y una búsqueda fundacional de elementos propios al pueblo ucraniano, para llevarlos al cine, dicho autor fue Aleksandr Dovzhenko. En los años 20, en la gestación del cine soviético Dovzhenko sorprendió con su trilogía ucraniana (Arsenal, La tierra e Ivan) y se convirtió en uno de los cineastas más importantes de su época, sin embargo se formaba una dualidad en los inicios del cine soviético y los críticos nacionales tomarían partido a favor del realismo cinematográfico que era más acorde a los postulados ideológicos de la naciente unión soviética, y cargarían tintas contra Dovzhenko y su obra, éste sería acusado de hacer cine contrarrevolucionario, y a partir de entonces su carrera se transformaría en una continuada lucha contra la burocracia soviética. Dovzhenko moriría en 1956, y hasta ahí hubiera quedado la historia, pero afortunadamente en sus últimos años fue mentor de un joven realizador armenio, Sergei Parajanov.

Las relaciones de Parajanov con el régimen no serían mejores que las de su mentor, y de esta forma sufrió la persecución y encarcelamiento por el cine que realizaba, y se presentaron cargos contra él por homosexualidad y cohecho. Pero todos los intentos fueron en vano, el estreno de Sombras de los ancestros olvidados vendría a revolucionar el cine de Ucrania, de la Unión y del mundo, como bien afirmaba Tarkovski. Fueron múltiples los intentos de acallar el éxito obtenido por la obra en los festivales extranjeros, pero el impacto fue tal que todos se enteraron de la buena recepción de la película y esta se convirtió en el punto de partida del cine poético ucraniano surgido en los años 60'. Surgiría entonces una generación de directores interesados en la composición del plano por sobre el montaje, en la capacidad de producir emociones en el espectador más que en la historia misma, en establecer un predominio del lenguaje poético, de la metáfora. Entre estos autores tenemos a Yuri Ilyenko, Vasyl Ilyashenko, Leonid Osyka, Artur Voitetsky, Borys Ivchenko, Mykola Makarenko, Mykola Mashchenko.

La película que les presentamos, Olesya de Borys Ivchenko, ubicada dentro de esta corriente ucraniana, es un filme que goza de todas las características del cine poético, en específico se puede notar la centralidad que tienen los sentimientos en la obra, incluso podríamos ir más allá y aseverar que los mismo se exaltan hasta un punto que se sobreponen a la historia misma. Agregar también la utilización de una aldea tradicional (y tradicionalista) lo cual podría situarnos en una etapa revolucionaria, o por qué no, dentro de la etapa revolucionaria pero con una reticencia a adaptar las nuevas formas de vida. El folklore, la magia, lo maravilloso, las supersticiones son soberanas en el filme, lo que a su vez constituye una forma de afianzar un sentir poético nacional, un hundirse en el barro de la nación y la tradición para surgir y crear a partir de una base común. Olesya es una historia de amor trágica, como en Sombras de los antepasados olvidados, nada más iniciarse la película nos enteraremos de la tragicidad de esta y de lo ineluctable y grávido del destino sobre los protagonistas. Y no sólo nosotros seremos advertidos del desenlace de la historia, los protagonistas mismos estarán enterados de lo negro de su futuro, y aun así y contra todo pronóstico decidirán optar por el amor, a pesar de la suerte que puedan llegar a correr. Ya al inicio del filme como un oráculo aparecen las palabras de Olesya "Si matas el amor se te rompe el corazón y la cabeza, pero no puedes olvidar". Y así asistiremos a un amor condenado a muerte, al amor de dos personas contra el sentir de la comunidad toda, al amor entre un escéptico y una "bruja", entre un amante de la ciudad y el progreso, y una enamorada del campo y sus espíritus. Y al final de todo, quedará la satisfacción al menos, de haber cogido el absoluto entre las manos, al menos por un instante.

Muchas gracias  

FA 4978

No hay comentarios: