domingo, 11 de noviembre de 2012

Roberto Rossellini - Atti degli apostoli (1969)


Hechos de los Apóstoles
Mini serie de TV en cinco partes, producida por la RAI. Comienza con la figura de Pedro, que después de la muerte de Jesús es responsable de dar cohesión a la naciente comunidad cristiana. Luego es el tiempo de Pablo, con sus episodios de conversión y bautismo, y los viajes en los cuales pondrá en práctica su misión evangelizadora.
"Al leer los Hechos de los Apóstoles en la Biblia, es fácil olvidar que los acontecimientos que describe tardaron 30 años en desarrollarse. Aparte del prólogo, el evangelio de Lucas dedica 24 capítulos a los acontecimientos de tan solo 3 años, y la inmediatez de su de estilo de escritura cambia poco entre las partes 1 y 2 de su historia acerca de Jesús y sus seguidores.

Las películas sobre el tema han tendido a reforzar la rapidez con la que percibimos los hechos. Con 28 capítulos a resumir en unas pocas horas, es difícil construir el espacio para mostrar algo aproximado al paso real del tiempo.

Atti degli Apostoli de Rossellini (1968), sin embargo, marca una rumbo opuesto. Si bien incluye una gran cantidad de material bíblico (sólo se omiten los capítulos 19 y 24), se las arregla para transmitir la lentitud del proceso que terminó con la llegada de Pablo a Roma.

Rossellini lo logra utilizando varias técnicas, muchas de los cuales están peleadas con las del género épico. Las escenas de muchedumbres se mantienen al mínimo, al igual que las representaciones de milagros en pantalla (aunque hay ejemplos de ambas, especialmente al comienzo de la película). Los cuantiosos sermones se ofrecen en  un estilo de bajo perfil, en lugar de convertirse en el tipo de discurso conmovedor que es tan típico del género épico. Además, la mayor parte de las evangelizaciones de los apóstoles consiste de conversaciones mano a mano, o de cara a grupos pequeños, tal vez en una sinagoga lejana. La obra es contra-épica en otras formas; por ejemplo, en general no dramatiza las persecuciones al héroe y no incluye tramas secundarias románticas.
Hay varias otras formas en las que la película crea este ritmo más pausado. En primer lugar, Rossellini acentúa la acción con momentos en los que no pasa nada. Hay espacio cinematográfico en esta película, a menudo en el inicio o el final de una toma. En ciertos sentidos estos momentos de espacio no son necesarios, pero en otros aspectos son la esencia misma de la película.

Hay una toma magistral en el inicio de un episodio que comienza con un primer plano de un polvoroso camino. La toma se ensancha muy gradualmente a medida que la cámara se aleja, incorporando a Pablo y Bernabé en su caminata por la carretera a Pisidia. Es uno de los muchos ejemplos de la técnica de zoom Pan-Cinor de Rossellini - los planos largos que van y vienen llamando la  atención sobre varias partes de la escena, pero manteniéndose conectados con la totalidad de la misma. Aquí se inicia con el vacío de un sendero remoto, para luego ubicar a Pablo y Bernabé. La toma en su conjunto cuenta la historia de un largo paseo tranquilo a lo largo de un camino desierto.


Antes de este momento en la película, la acción se ha centrado en torno a una Jerusalén muy bulliciosa, con sólo breves incursiones en el mundo exterior. Pero de aquí en adelante, Pablo se convierte en el protagonista principal, y él y sus compañeros encaran una vida solitaria por los pueblos de Asia Menor. Incluso el concilio de Jerusalén se celebra fuera de la ciudad en sí.

La segunda forma en la que esta película sugiere una escala de tiempo más prolongada es haciendo hincapié en lo aislados que están Pablo y los otros discípulos los unos de los otros, y la ignorancia de todos de su propio impacto. Cuando Pablo se encuentra con los enamorados Prisicilla y Aquila, se queda atónito al descubrir que él, y su Señor, ya son bien conocidos en Roma. A medida que se acerca a la gran ciudad en las escenas finales, se vuelve a sorprender al descubrir que es conocido y admirado por una comunidad cristiana de tamaño considerable.

La gran fuerza de estas escenas radica en el poder emotivo que tienen a pesar de la moderación con que fueron filmadas y de la sobria actuación. De alguna manera, las numerosas sutilezas de las interpretaciones y la forma en que se filmó suman algo muy conmovedor. Otro ejemplo de ello es la reunión de discípulos en el concilio de Jerusalén. Antes de adentrarnos en el debate sobre la adhesión de los gentiles a la ley, Rossellini se detiene para mostrar a Pedro esperando a los otros delegados. Pero en lugar de estar absorto con los temas del concilio, da la impresión de estar anticipando la alegría de ver a sus amigos y hermanos de nuevo.
Las tomas ultra largas de la película son, en sí mismas, otra forma en que la película sugiere el paso del tiempo. Tal vez la mayoría de las escenas en Hechos están filmadas en un solo plano largo. Por supuesto que hay excepciones, en particular la revuelta por hambre en Jerusalén, donde el montaje es tal vez una manera formal de hacer hincapié en que este episodio en particular es ficticio, pero éstas solo sirven para recordarnos de la tomas largas en otra partes.

Rodar las escenas en una sola toma da a los cortes entre estas escenas un significado adicional. Dentro de una toma la acción ocurre en tiempo real. Una vez que se rompe esa continuidad, el tiempo pasado mientras la cámara estaba apagada es desconocido y, por lo tanto, representa potencialmente un período prolongado.
Los comentaristas han sugerido una serie de razones por las cuales Rossellini utilizó tanto el plano general, (acompañado por el zoom Pan-Cinor) y el plano secuencia. Para algunos autores se trata simplemente de economía – las tomas largas convierten el proceso de edición/montaje en una técnica simple de unir las escenas en el orden correcto, mientras se reduce el tiempo y el dinero gastado para alterar la iluminación y el maquillaje de cada escena. Otros comentaristas, sin embargo, aun aceptando la razón anterior, también lo ven como una forma de dar al film una estética más realista, y de permitir que la película aparezca más neutral.

En esta etapa de su vida Rossellini se encontraba plenamente en su periodo histórico, dirigiendo películas que según él "tienen por objeto que los seres humanos sean más racionales". Con este fin había vuelto a hacer películas para la televisión, donde "el espíritu [crítico] del individuo está más acentuado" El deseo de Rossellini de autenticidad histórica es evidente a lo largo de la serie. Una gran parte del primer episodio consiste de un escriba esclavo haciendo de guía de Jerusalén – incluyendo el comentario social e histórico - a un noble romano. En otras partes los vaivenes de los diversos Césares se introducen en la parte histórica que corresponde.

También hay mucha cotidianidad en Hechos. Los apóstoles pasan gran parte del tiempo realizando trabajos manuales. Pedro aparece tiñendo,  Pablo tejiendo, Esteban sirviendo comida, etc. A menudo, los discípulos predican el evangelio mientras trabajan, un tema que volvería a aparecer en Il Messia.

A pesar de esto, la preocupación de Rossellini no es tanto la de recrear detalladamente el período sino la de recrear la obra que está adaptando. Esto también es evidente con sus otras obras históricas que también son adaptaciones. Así, pese a que la vestimenta y los lugares son bastante realistas, esta parte no se observa tan rigurosamente como en muchas películas históricas actuales. El objetivo es de recrear (la sensación de) el trabajo en lugar de los eventos que la obra analiza.
Esta es una de las razones por la que muchos de los relatos milagrosos no se muestran directamente. Esto es simplemente una característica de la obra de Lucas que Rossellini está tratando de recrear. Sin embargo, Rossellini se sirve más que Lucas de los personajes que narran eventos sobrenaturales. Si bien esto puede parecer incongruente, solo refleja la manera en que se ha contado esta historia desde entonces.

Hay dos razones más que explican por qué Rossellini retrata los milagros de esta manera. En primer lugar, describir los milagros es mucho más ambiguo que mostrarlos. Esto permite que el espectador pueda acercarse a ellos desde su propia perspectiva, sin forzar una opinión particular. En segundo lugar, los pone en otro contexto. Situados en un contexto nuevo, vuelven a sorprender como sorprendieron al público original, liberados de los límites de la familiaridad.

Esta nueva contextualización también se observa en algunos de los discursos pronunciados por los apóstoles. "En esta película, los personajes dan una relevancia atrevida a sus palabras al pronunciarlas, paradójicamente, de forma monótona, muy a menudo sin ningún tipo de inflexión... [Concentrando la atención] en las ideas y la influencia de las corrientes históricas. “ (Peter Brunette)

Otro posible desacuerdo entre esta película y el libro radica en su gran respeto por el judaísmo de la época. El extenso prólogo sitúa la narración firmemente en un contexto más amplio que explica, por ejemplo, que el cristianismo fue solo una de varias sectas judías. También hace hincapié en el judaísmo de los primeros apóstoles. Antes de su conversión, podemos ver a Saúl sentado en el Sanedrín, y aún después de su viaje a Damasco conserva sus rizos laterales.

También hay partes en donde la película cuestiona la forma en que Pablo utiliza la red de sinagogas para difundir su mensaje. ¿Está abusando de la hospitalidad brindada? ¿Tienen los judíos una buena razón para no abandonar su antigua fe?

Tales preguntas no deben ser vistas como una crítica directa a Pablo. De hecho, su dedicación y su autenticidad se muestran con total claridad.

Afortunadamente, las imágenes son tan memorables que opacan cualquier defecto. Al igual que el libro, las palabras exactas utilizadas por los apóstoles ya no se pueden recuperar, pero perdura el impacto de lo que lograron. " (Matt Page en Bible Films ) 
FA 5175

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